Hace 100 millones de años el suelo del Atlántico se abrió y dejó escapar el magma que dio forma a la más pequeña de las Islas Canarias: El Hierro, la tierra de los Bembiches, la de las sabinas centenarias y los acantilados kilométricos. Razones para viajar hasta El Hierro, un rinconcito geológicamente muy joven, con un corazón apasionado y un futuro verde… ¡Que te quiero verde!
Un coche, unas buenas zapatillas para caminar; toalla y bañador para las zambullidas inesperadas y muchas ganas de hacer un viaje por cuenta propia, con el tiempo que cada uno quiera, con las paradas que el cuerpo necesite, perdiéndose, encontrándose, tropezando en insospechadas gasolineras con actores nacionales despeinados y en chancletas. Quedan pocos lugares en los que el viajero independiente pueda moverse tan libremente, en solitario si no quiere encontrarse con nadie o tropezando con más visitantes que van a su aire.
Fue entonces cuando Cristóbal Colón, aunque por casualidad, demostró que había más tierra “al otro lado del charco”.
Aunque en 1883 los ingleses se quedaron para ellos solos la posesión del Meridiano cero, durante más de 1.000 años el mundo pensó que pasaba por El Hierro. Pero lo que nadie ha podido arrebatarle es el honor de tener el faro más oriental del Viejo continente. Uno de esos lugares imprescindibles en la memoria viajera, por paisaje, por aires de libertad, por afán aventurero.
Un corazón volcánico de 2.000 metros de altura, rodeado de acantilados de más de 1.000. Cortados a pico. Sobre piedra basáltica y pinares. Hay una ruta indispensable a través de la cual asomarse al vacío azul-oscuro-y-muy-profundo del paisaje herreño.
La idea nació en los años 80 (cuando lo del turismo sostenible y el reciclaje no era necesario/moda/ actualidad), se concretó en 1997, con el Plan de desarrollo sostenible del Cabildo herreño y se reafirmó en el 2000, cuando la UNESCO declaró El Hierro, Reserva Mundial de la Biosfera.
Aislada durante mucho tiempo, templada por las corrientes saharianas y ventilada por los alisios, El Hierro tiene una naturaleza exclusiva para ‘patearla’ sin prisas.
Es un paraíso semisalvaje, muy valorado por los viajeros europeos y muy respetado por los herreños, convencidos desde que el turismo es motor económico, de que pueden ofrecer propuestas interesantes sin perjudicar su medio ambiente o su cultura tradicional.
Destaca la fiesta de la Bajada de la Virgen de los Reyes, que se celebra cada 4 años durante un mes entero en el que la Virgen es bailada desde la Ermita de La Dehesa hasta la villa de Valverde.Faro de Orchilla y Virgen de los Reyes
Bosques de sabinas centenarias, pinares endémicos, petroglifos de la cultura bimbache, laderas volcánicas con caminos serpenteantes, calas secretas, piscinas naturales, praderas de cactus que parecen algas prehistóricas disecadas por la sal del mar… Los paisajes herreños están parados en el tiempo, son limpios, inmaculados, transparentes… ¡Y únicos! Imposible no volverse loco fotografiando los perfiles más, aparentemente, simples.
Aunque sí cerca de ella (278 kilómetros cuadrados dan de sí lo que dan de sí).
Lo dicen los profesionales que participan en la competición anual de Open Fotosub, de prestigio internacional: aguas cálidas y limpias durante todo el año y especies y paisajes submarinos únicos
La vieja, el chivo, las papas arrugadas, los mojos… ¡Y el gofio, esa harina tan especial, que lo mismo sirve para un aperitivo que para un postre! ¡Y los quesos herreños, tan sabrosos y difíciles de encontrar fuera de la isla!
No te pierdas… Una comida en el restaurante del Mirador de la Peña, en la esquinita del risco de Tibataje, a 700 metros sobre el nivel del mar: un regalo arquitectónico de César Manrique a los herreños. Un placer para el paladar de los sibaritas. Un lujo para los mirones.
Leído en Viajes de Primera
La isla más joven de Canarias es un auténtico paraíso. Naturaleza en estado puro. Estuve hace unos meses y estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Su tranquilidad es única y puedes hacer de todo: playas, senderismo, recorrer sus pueblos… y comer muy bien.
Como bien comentan es Reserva de la Biosfera y ya se autoabastece únicamente con energías renovables (por si lo quieren corregir). Es realmente impresionante el sistema que han creado. Estoy deseando volver para disfrutar de sus piscinas naturales. ¡Que no falte en sus listas de próximos viajes!