5 razones para visitar el Valle del Silencio

El Valle del Silencio es un lugar mágico. Un espacio que rebosa naturaleza, donde el tiempo se detiene y el viajero encuentra la paz y el sosiego con el silencio de este precioso valle. Sus pueblos construidos en piedra y pizarra mantienen las estructuras originales.

Allí los lugareños siguen viendo pasar peregrinos que desde hace siglos siguen el Camino de Santiago.

¿Por qué visitar el Valle del Silencio? ¿Sólo cinco razones?

Parece que en esta ocasión sólo vamos a darte una manita de razones para visitar este encantador valle en el Bierzo al oeste de la provincia de León. Se nos pueden ocurrir muchas más, pero hoy sólo van a ser cinco, así que tendremos que condensar las muchas posibles en un quinteto maestro, un repóker infalible.

Empecemos por….

La primera razón viene de su nombre mismo. El Valle del Silencio es la cura anti-stress perfecta, un valle recóndito y sinuoso con una pendiente muy marcada. Allá abajo, un río de aguas puras, el Oza, va paseándose por un paisaje que te curará de todos tus males. No por casualidad este valle es conocido desde hace muchos siglos por ser lugar de ermitaños.

La segunda razón son sus preciosos pueblos de piedra y pizarra suspendidos en el tiempo, pueblos como Montes de Valdueza, pequeño y de retorcidas calles, cuyos pocos habitantes se aferran a su vida montañera; o San Clemente de Valdueza, ya mayor y con varios puentes y su propia iglesia; y la joya de la corona: Peñalba de Santiago, declarado Bien de Interés Cultural en 2008, donde están prohibidos los coches, y que ha sabido encontrar en el turismo rural una nueva forma de vida.

La tercera, que para recorrer este valle no hay que romperse la cabeza planificando opciones: un recorrido circular de unos quince kilómetros saliendo de Montes de Valdueza te permite recorrer el valle y sus tres pueblos en tan solo unas seis horas, aunque a poco que te pares a contemplar la belleza del paisaje o a improvisar un bucólico picnic, puede ser alguna más.

La cuarta razón podría ser su variado patrimonio, un valle rico en monasterios como el de San Pedro de Montes o el de Santiago de Peñalba. En Peñalba de Santiago existe una iglesia califal con arcos de herradura, un fenómeno de excepción en estas tierras norteñas. Merecen también una visita  la Ermita de Santa Cruz o la cercana Herrería de Compludo. Hay bastante que ver para tratarse de un territorio no muy extenso, seguro que sentirás que tu visita será bien aprovechada.

Y en cuanto a la quinta, difícil. El puesto podrían disputárselo la visita a la cueva de San Genadio, un ermitaño visigodo que mantuvo su fe frente a la ocupación musulmana; o las espectaculares vistas desde lo alto del valle; o las cascadas que encontrarás a tu paso. La quinta, mejor la decides tú mismo después de tu visita, puede ser cualquiera de estas tres o alguna otra que tú mismo descubrirás. Ve y cuéntanosla.

 

Comentarios

  1. Excelente web.

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