7 escapadas para tus fines de semana de otoño

Escapadas de fin de semana en otoño: Madrid

Escapadas de fin de semana en otoño: Madrid (pepoexpress / Flickr)

Decía la canción que Sevilla tenía un color especial, y todos dábamos por hecho que la copla hablaba de las luces de la Feria de Abril.

Pero cuando Sevilla se viste con sus mejores galas es en otoño, cuando se puede pasear agusto por sus calles y recorrer cada baldosa con historia de la Plaza de España, cuando el Parque de María Luisa y los Reales Alcáceres se pintan de rojos y ocres brillantes, cuando las orillas del Guadalquivir con su majestuosa Torre del Oro se reflejan en un espejo de luces.

Cuando los atardeceres más bellos nos dejan postales como esta de aquí arriba de su Catedral.

Hablaba Antonio Vega de cómo ‘Pasa el otoño en Madrid’, del color ocre de las hojas que extienden su alfombra por las calles de la capital.

Hablamos también de sus parques, de cómo el Palacio de Cristal se refleja junto a árboles medios desnudos en uno de los estanques de El Retiro, de los colores mágicos de El Capricho, de lo bien que sabe ese primer cocido madrileño de la temporada, de la intensa vida cultural que ofrece mil y un planes en Madrid, y de las mil y una ferias y mercadillos que llenan la ciudad, como el «Brunch in the Park» en el Parque Enrique Tierno Galván, «La Plaza en Otoño», el mercadito de diseño y arte de Matadero Madrid. (Créditos: Hotel Barceló Emperatriz)

Época de vendimia, nuestro país nos permite disfrutar de días de vino (y rosas) en algunas de las bodegas con los mejores caldos con denominación de origen.

Conocer la tradición de la recogida de la uva y el proceso de elaboración del vino, pero también descubrir bodegas que son obras de arte en sí mismas, alojarte en sus hoteles boutique y, por supuesto, brindar por un otoño mágico se antoja como un plan de fin de semana perfecto.

¿Dónde viajamos? De las Bodegas Numanthia y su Pozo de Tinta (a la izquierda), una estructura permanente renovadora del ritual de la cata y situada en el mismo centro de uno de los terrenos más antiguos de este viñedo situado en Valdefinjas (Zamora); a las bodegas participantes en el I Festival Enoturístico de la Ruta del Vino ‘Pasaporte a la Ribera’ (+info en www.pasaportealaribera.com) o los viñedos multicolores en los que disfrutar de la fiesta de la vendimia de las Bodegas Otazu, en el Señorío de Otazu, en Navarra.

Nada más cruzar los Pirineos, la campiña francesa se despliega ante nosotros demostrando que el país vecino no solo es París, y que tiene rincones bellísimos y muy románticos por descubrir. Uno de ellos es, sin duda, Carcassonne.

Esta villa medieval, a mitad de camino entre Perpiñán y Touluse, esconde un millón de historias entre sus murallas y castillos patrimonio de la UNESCO, ofrece un espectáculo de color en sus bosques aledaños, deliciosos caldos procedentes de sus viñedos y un buen número de museos y rincones monumentales que bien merecen una visita (+info: http://www.turismocarcassonne.es/)

Más allá de sus playas kilómetricas de arena blanca y de ser un paraíso para los amantes del sur, la costa del Algarve portugués es una apuesta segura para las escapadas de otoño.

Sus viñedos y humedales ofrecen un auténtico espectáculo de color para los amantes de la naturaleza, así como su mar bravo pero templado, que te invitará a dar largos paseos a su orilla y fotografiar algunas de las puestas de sol más bonitas de la Península Ibérica, por su situación en el extremo oeste de esta.

Si eres de las que prefiere disfrutar de los colores de la naturaleza, las posibilidades son casi infinitas, pues podemos escapar de las fauces de la gran urbe y desconectar del mundo en los bosques de la Comunidad de Madrid, como el Hayedo de Montejo, el de Pedrosa, o el Castañar del Tiemblo; en Cataluña, al este, soñamos con perdernos por los bosques del Parque Nacional de Montseny; y si preferimos poner rumbo al norte, nada mejor que recorrer las orillas del Sil y disfrutar de los paisajes mágicos de la Ribeira Sacra.

En cuanlquiera de estas tres propuestas encontraremos paisajes que parecerán cuadros impresionistas, con sus árboles pintados de ocre, rojo y verde.

Los que preferís un otoño cálido, nada mejor que volar a Canarias para vivir la estación de una manera completamente diferente, donde las jornadas de playa también se disfrutan en noviembre, donde la naturaleza ofrece extremos increíbles, y donde mirar las estrellas en buena compañía es todo un espectáculo, ya que sus cielos están considerados como los más limpios y claros de Europa.

Leído en MujerHoy

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