7 planes para descubrir el encanto, el arte y los vinos de Toro (Zamora)

Colegiata de Santa María la Mayor, Toro, Zamora

Colegiata de Santa María la Mayor, Toro (canduela / Flickr)

Os descubrimos qué ver y hacer (y sobre todo beber) en Toro, una pequeña localidad a 33 kilómetros de Zamora repleta de encanto e historia.

Toro es, a día de hoy, una pequeña localidad de apenas 10.000 habitantes que se asoma desde un promontorio al río Duero. Sin embargo, esta ciudad todavía conserva el acervo de una historia intensa, muchas veces epicentro de los más importantes sucesos históricos de España.

Sede de las Cortes de Castilla, patria chica de Juan II (padre de Isabel la Católica), enclave decisivo en la Guerra de Sucesión Castellana y lugar de “exilio interior” del Conde Duque de Olivares: estos son algunos de los hitos históricos en los que Toro gozó de protagonismo.

Ahora es, como decimos, una tranquila localidad cuyo encanto hace cierto el dicho de “quién tuvo, retuvo”. En este artículo te descubrimos qué ver y hacer en Toro, una visita que puede ser una gran idea para una escapada.

Colegiata de Santa María la Mayor

La joya de la corona. La Colegiata de Santa María la Mayor es uno de los monumentos más importantes no sólo de la región, sino de España. Se la suele incluir en los conocidos como “Cimborrios del Duero”, denominación en la que se incluyen las catedrales de Plasencia, Zamora y la Catedral Vieja de Salamanca.

El motivo de esta diferenciación es el cimborrio, elemento que se erige en el cruce entre la nave principal y el transepto de una iglesia para darle mayor luminosidad. La particularidad de los conocidos como “Cimborrios del Duero” es su decoración exterior (que recurre a elementos en forma de escama) e interior (en el que pueden verse soluciones arquitectónicas que anuncian el gótico).

La decoración escultórica de la portada merece ser destacada también. Al igual que el templo, está dedicada a la Virgen. Presenta el aliciente de que conserva la policromía original. Esta conservación no es muy habitual, por lo que es un auténtico privilegio el poder contemplar los colores con los que el hombre medieval adornaba sus iglesias.

Además, dado que la transición al gótico ya se estaba produciendo, podemos recrearnos en el realismo de algunas de las esculturas.

La decoración escultura de la Colegiata de Toro también presenta un detalle fascinante: sus figuras de músicos. Algunos de ellos tocan instrumentos muy inusuales, a veces incluso desconocidos.

De este curioso hecho ha surgido una iniciativa fascinante que vale mucho la pena que conozcas: “De la piedra a la madera“. Consiste en el encuentro de 6 lutieres para reproducir los instrumentos que esos misteriosos músicos en piedra tocan en la portada de la Colegiata.

El Espolón

Al lado de los jardines de la Colegiata te espera el Espolón. Es el nombre con el que se conoce el paseo que conecta el espacio que alberga la Colegiata con el Alcázar de Toro.

Caminar por El Espolón es una manera única de asomarse a unas vistas que son Castilla pura: la meseta perdiéndose en la lejanía, el serpenteo del Duero y los hermosos campos de regadío. Si la quieres disfrutar en su plenitud, te recomendamos que te dejes caer por ahí al atardecer: es la mejor luz para contemplar estas vistas.

Torre del Reloj

Construcción elegante que se levanta en el espacio ocupado por una de las antiguas puertas de la ciudad. Fue construida a inicios del siglo XVIII, con el reloj mecánico que le da nombre y con estancias que, durante mucho tiempo, albergaron ceremonias religiosas e incluso misas.

Existe una curiosa leyenda según la cual la argamasa empleada fue elaborada con vino debido a la gran cantidad que se producía, lo cual resultaba más barato que traer el agua del cercano río Duero.

La puedes ver enfilando la Calle Mayor, un entorno repleto de vida, bares y tabernas donde tomarse algo mientras se disfruta de la prestancia de la Torre del Reloj.

La Rejadorada

Una curiosidad que esconde un interesante hecho histórico y una bella leyenda. Se cuenta que durante la Guerra de Sucesión Castellana, estando Toro ocupada por los portugueses, partidarios de Isabel la Católica tramaron una conjura en la casa de Juan de Monroy y Antonia García.

Fueron delatados y ajusticiados por ahorcamiento, excepto Antona García, quien fue ejecutada por garrote vil al lado de la reja de su casa.

Al producirse la victoria de Isabel en Toro, supo de este suceso y, en señal de reconocimiento a los ajusticiados, hizo dorar la reja. Hasta aquí la Historia. La leyenda cuenta que los conjurados fueron delatados por un mozalbete enamorado de Guiomar, la hija de Juan y Antona. Una leyenda que, como suele ser habitual, cubre de dorado sucesos demasiado sórdidos.

Alcázar

Construcción militar realizada en el siglo X, se levanta dominando las vistas del valle del Duero. Se trata de un recinto macizo con cuatro torres y muy parco en decoración. Fue el último refugio de Juana la Beltraneja antes de perder la guerra con Isabel la Católica. Este hecho, unico a su indudable interés arquitectónico, motivó su declaración como monumento histórico artístico en 1931; tras décadas de abandono y ruina, ha sido restaurado recientemente.

Visitarlo resulta muy interesante puesto que se asoma al Duero, ofreciéndonos bellas panorámicas. Además puede llegarse a él desde la Colegiata a través del mirador de El Espolón.

Toro de Piedra (o Verraco Celtibérico)

Es uno de los símbolos de la ciudad. De hecho, muchos piensan que el nombre de Toro podría hacer referencia a esta ancestral escultura. Aunque no está del todo claro, lo cierto es que esta figura de en piedra transmite algo misterioso.

Es una figura esculpida en la Segunda Edad de Hierro que tiene parientes en otras muchas localidades españolas.

Tan misteriosas son que todavía hoy no hay consenso sobre su función: algunos piensan que sirvieron como señal de delimitación de terrenos para el pastoreo; otros sostienen que tenían una función sagrada y religiosa.

Sea lo que sea, lo cierto es que resulta muy interesante acercarse a un vestigio tan bien conservado de la Iberia ancestral.

El vino y las bodegas subterráneas

Y cómo hablar de Toro sin referirnos a sus célebres vinos con denominación de origen. Y con justicia: tan original es Toro que tiene hasta su uva autóctona: la Tinta de Toro. Como su nombre indica, se emplea para producir el vino tinto, aunque entre los vinos toresanos también destacan sus rosados y blancos.

De hecho, tan sobrados van en Toro de vino que desde muy recientemente vienen celebrando lo que se conoce como “Toro en su Tinta”, evento que tiene lugar en el marco de sus Fiestas de San Agustín. En ella los toresanos se arrojan entre ellos litros y litros de vino.

En el pasado agosto, la batalla contó con más de 10.000 litros de vino que se diluyeron en agua para disponer de más munición. Pese a lo aparatoso de las cantidades, no se trata de un derroche de buen vino: se trata de los caldos que las bodegas ya no pueden vender por haberse producido una pérdida del sabor especial que les dan prestigio.

Una visita muy interesante para descubrir el rico patrimonio vinícola de Toro puede ser su visita a las bodegas subterráneas. Especialmente interesante es la bodega subterránea del Ayuntamiento, recientemente restaurada y abierta al público. Construida entre el siglo X y XI, ha sido rehabilitada especialmente para ofrecer visitas guiadas. Si te interesa visitarla, puedes acceder a ella a través de la Casa Consistorial.

Leído en Liligo.com

 

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