Cinco razones para visitar el Delta del Ebro

Hay tesoros naturales que nacieron para acuñar la expresión “de incalculable valor”. Uno de ellos es el Delta del Ebro, un auténtico paraíso para los amantes de la ornitología, que acercándose hasta aquí encontrarán flamencos, patos cuchara, el ánade silbón, garzas imperiales y otros tres centenares de especies de aves diferentes. Pero incluso quienes no tengan especial predilección por el avistamiento de aves descubrirán en el Delta del Ebro un pequeño y original paraíso donde disfrutar de arrozales, lagunas, estanques, playas de arena fina o juncales que forman uno de los ecosistemas protegidos más espectaculares del mundo junto con Doñana.

Atardecer en el Delta del Ebro

Si todo esto aún no te ha convencido del todo, te dejamos cinco excusas para terminar de animarte a disfrutar de una de las joyas naturales que tenemos cerca.

Laguna de la Encanyissada

Seguramente es la laguna más famosa del Delta del Ebro por ser la más grande del parque natural. Pone en bandeja la excusa perfecta para coger la bici y hacer una excursión original: la que da toda la vuelta a la laguna a lo largo de 12 o 18 kilómetros -según se elija dar la vuelta a la cubeta grande o a toda la laguna-. El recorrido pasa por un salobral, una zona de humedal pastada por bueyes o la bahía de los Alfac, entre otros puntos interesantes. Además lleva a cuatro miradores faunísticos desde los que ver anátides, garzas, martinetes…

Otra curiosidad: seguramente te cruzarás con vecinos de la zona practicando una particular forma de pesca, la pantena en forma de embudo, el arte de pesca más antiguo de Cataluña.

Laguna de la Tancada

Antiguamente unida a la laguna de la Encanyissada, la de la Tancada es la segunda laguna más grande del delta. Rodeada tanto de vegetación típica de agua dulce como de la adaptada a terrenos salinos, también puedes recorrerla en bici o, si lo prefieres, en coche. Desde su mirador podrás ver patos, fumareles, cigüeñuelas, cormoranes y los famosos flamencos que suelen aparecer en las fotos de quienes han visitado la zona. Pasarás por antiguas salinas abandonadas, además de recorrer una de las formaciones naturales mejor conservadas del delta del Ebro que bordea la laguna por la parte del mar y de la bahía.

Playa de los Eucaliptus

Además de la flora y la fauna de un espacio natural que merece una larga visita, en el Delta del Ebro también hay espacio para playazas que no te arrepentirás de visitar. En especial si eres de los playistas a los que les gusta tener el mar y una buena superficie de arena fina y dorada para nadie más que para ti. Gracias a que las playas del extremo sudeste del parque son enormes, es frecuente encontrarlas prácticamente vacías. Un buen ejemplo es la playa de los Eucaliptus. Todo un lujazo en pleno Mediterráneo, que además tiene la originalidad de contar con vegetación autóctona y unas singulares dunas que hacen del paisaje una postal para no perderse.

Manantiales de Baltasar

En el área que delimita el delta del Ebro y la zona del interior, entre la línea que va de Amposta a Sant Carles de la Ràpita, se encuentran unos manantiales de agua subterránea, además de dulce, que proviene de las montañas de los Ports y del Montsiá. Se llega a ellos a través de un camino rodeado de eucaliptos que también merece la pena. La zona está preparada para aparcar allí las bicicletas y pegarte un buen homenaje en el área de picnic.

Isla de Sapinya

Otra buena excusa para conocer el Delta del Ebro es coger una barca y daros un paseo navegando por la zona. Una de las rutas fluviales más demandadas es la que lleva a las islas de Sapinya y Gracia, que sale del embarcadero de Amposta. En esta página encontrarás más información.

Leído en Marabílias

Comentarios

Deja un comentario