Cómo quitarse la etiqueta de «turista»

Postureo viajero: cómo desmarcarse de la etiqueta de “turista”

Según la RAE la diferencia entre turista y viajero es nimia. Viajero es simplemente la persona que viaja, aunque también aquella que relata su viaje, y turista es aquel que viaja por placer. Sin más.

Pero luego, hay mucha gente empeñada en ensalzar la palabra “viajero”, identificándola con una serie de valores bohemios y románticos, y de enfrentarla al término “turista” al que añaden numerosos matices negativos. Así, el postureo viajero ha convertido la palabra «turista» en algo peyorativo (“¿Hacer cola para subir a la Torre Eiffel? ¡Eso es de turistas!”) y ha tratado de lavar sus complejos asimilando la figura del superhombre que está moralmente por encima del resto de los mortales por el simple hecho de viajar un poco tirado.

Es una tónica general entre los bloggers de viajes, pero que se extiende entre muchos turistas-viajeros que tratan de diferenciarse los unos de los otros. Quizás sería más sensato distinguir entre los turistas invasivos de los respetuosos, pero eso va más con la condición humana de cada uno que con la forma en que viaja. Así, os propongo revisar los tan ridículos presuntos postulados del viajero guay para descubrir si sois uno de ellos o si, en cambio, sois como yo tan turista como viajero.

Qué ver

Un viajero siempre intentará hacer su propia ruta, porque como decía Machado, “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Así que le importa poco que otros periodistas (y viajeros) hayan estado en su destino antes y hayan recopilado en guías de viaje los lugares más interesantes para que no se los pierda. Él deberá ir por su cuenta, a contracorriente, sin ataduras, y saltarse al menos dos de cada cinco puntos imperdibles de cada lugar.

Porque el viajero no cree en la Lonely Planet y le sale urticaria cuando le acercan un libro que proponga ver “Roma en 2 días”. Verá, sin embargo, barrios “auténticos” del extrarradio donde olfateará la verdadera esencia de la ciudad. Él, por ejemplo, si viaja a Madrid probablemente prefiera pasear por Usera y Carabanchel que entrar al Prado.

El ritmo del viaje

Mientras que el turista, parece, ve todo acelerado y cuantas más cosas mejor, el viajero siempre practicará eso que llaman slow travel. Ir despacito. Eso está muy bien, pero si vas a estar solo tres días en París, y uno de ellos en Disneylandia, más te vale que metas el turbo si al menos quieres ver los imprescindibles de la Ciudad de la Luz. Será que al viajero no le importa no acercarse al Sacre Couer si puede fumarse un cigarro (de liar, claro) en la orilla más anodina del Sena donde no haya más visitantes.

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