Coney Island: la Nueva York más auténtica

Coney Island, Nueva York
Lawrence Ferliinghetti escribía en Coney Island of the Mind “La tienda de chuches de un céntimo detrás del tren elevado donde me enamoré de la no realidad.” Creo que un amor de la “no realidad,” de la extraña y bella combinación de sonidos, olores, culturas y formas distorsionadas, es la descripción perfecta para una visita a Coney Island en Brooklyn.

Quizás es más conocido por sus atracciones y por su concurso anual de comer salchichas que se celebra en el Nathan’s Original el día 4 de Julio, pero Coney Island ha sido un destino para los neoyorquinos desde la mitad del siglo XIX.

Llegar a Coney Island es fácil a través del transporte público, aunque te deberías llevar un libro o tu iPod porque las líneas D, F, N y Q que son las que te llevan a Stillwell Avenue en Brooklyn, tardan una hora desde Midtown.

Durante el recorrido, el vagón se llena con grupos de gente variopinta: familias camino al parque de atracciones y de la playa, gente local para los cuales este viaje forma parte de su día a día y turistas con sus cámaras con los objetivos preparados. Cuando por fin llegas a Stillwell Ave, nada más salir del tren empezarás a notar ese ambiente típico de feria, algo casi roto por el paso del tiempo.

Hay una nostalgia y una historia que se percibe en la playa y el parque de atracciones, y que da un aire de tristeza sobre lo que fue antiguamente. Junto a ésta se percibe el intento heroico por continuar en este nuevo milenio de entretenimiento.

Lo primero que se ve es el puesto de Nathan’s Original Hot Dogs, una tienda de perritos calientes famosa en los Estados Unidos. Los perritos calientes están ricos y las patatas fritas se sirven con una salsa de queso que cumple el sueño de cualquier amante de la comida de feria.

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