El Goierri en bicicleta

Pedaleando en Goierri, cuna del queso Idiazábal

Historia, cultura, arte, gastronomía y… bicis. Recorremos este hermoso valle del País Vasco a media hora de San Sebastián, enclavado entre dos parques naturales, con paradas para descubrir la ruta del mítico queso.

Viajamos hasta el valle de Goierri, en el País Vasco, para empaparnos de modernidad gracias a la gran industrialización que atesora la zona. De su mano, recorremos también la historia, la cultura el arte y la gastronomía de un lugar único integrado por 18 municipios, en su mayoría pueblos rurales con encanto. Todos ellos se enclavan entre los Parques Naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz, a sólo 30 minutos de San Sebastián.

Pero lo que nos trae hasta esta comarca es otra de las grandes tradiciones vascas: el ciclismo. La apuesta por este deporte se palpa a través de los grandes campeones locales o de sus clásicas internacionales. Hoy en día, la iniciativa pasa por crear una red de carriles bici o bidegorris.

Placeres culinarios

Tomaremos el trazado por el que transcurre la ruta del queso Idiazábal, un corto pero obligado circuito que lleva al corazón de la comarca y que muestra gran parte de las tradiciones culturales y arquitectónicas de la zona. La ruta parte desde la población de Ordicia en dirección a Segura. Nada más comenzar, podemos contemplar la gran mole de granito del Txindoki.

Su presencia la notaremos como figura protectora durante toda la etapa. Al paso por Beasain merece la pena hacer una pequeña parada en el conjunto histórico de Igartza para conocer de cerca los oficios de antaño y los diferentes tipos de edificación del Goierri desde la Edad Media hasta nuestros días. Ya entre prados, llegamos a Olaberria, «el balcón del Goierri», en la cota más alta del recorrido. Sus vistas son excepcionales.

Desde allí, ponemos rumbo a Idiazábal, pueblo que da nombre a la denominación de origen del afamado queso. En el pueblo se pueden visitar el Monumento al Pastor y el Centro de Interpretación del Queso. Y en Segura, daremos por terminada la excursión y retornaremos por donde hemos venido, no sin antes contemplar esta población repleta de historia, donde bien podría grabarse una película antigua.

Un Premio con tradición

El recorrido es fácil y se puede realizar incluso con niños. Pero si te gusta el ciclismo de carretera, puedes aprovechar para cubrir una de las clásicas internacionales más antiguas de Europa: el prestigioso Gran Premio Villafranca de Ordicia. Nació como amateur en 1922, siendo la segunda carrera en España en disputarse, por detrás de la Vuelta a Cataluña. En 1925 empezó a ser profesional. Sólo ha tenido un parón de dos años durante la Guerra Civil. Desde la creación de los Circuitos Continentales UCI en 2005 forma parte del UCI Europe Tour, en la categoría de 1.1.

Desde 2007, el trayecto es similar todos los años: cinco vueltas a un circuito de unos 30 kilómetros, con inicio y final en Ordicia. A través de él se pasa por los altos de Abaltzisketa y Altzo (de tercera categoría). Diez kilómetros después de coronar este último se llega a Ordicia. Durante las primeras ediciones no se subía a Altzo. A pesar de ello, el kilometraje de esas vueltas era similar, en torno a los 166 kilómetros.

En 2014 se incluyó el alto Gaintza (el mismo que se ascendió en la primera etapa de la Vuelta al País Vasco 2014), a seis km. de la llegada, situándose el recorrido entonces en 168 kilómetros. En su palmarés se encuentran ganadores de mucho prestigio tanto españoles (Txomin Perurena, Marino Lejarreta, Abraham Olano) como extranjeros (Neil Stephens, Frank Vandenbroucke, Vladímir Aleksándrovich Karpets). La última edición la ganó brillantemente Gorka Izagirre Insausti.

Leído en Ocho Leguas

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