El País Cátaro

Carcassone (Foto: Snarbolok Hiru / Flickr)

El departamento francés del Aude tiene como marca turística el País Cátaro. Aunque los cátaros estuvieron presentes en muchos lugares, jugaron un papel importante en el Aude y su capital, Carcassone, aunque queden pocos restos de su presencia.

El País Cátaro no existe hoy en día ni tampoco ha existido jamás. De hecho, ni siquiera corresponde con un territorio histórico, sino que es la marca turística que ha desarrollado el Aude, un departamento francés del Languedoc-Roussillon. El catarismo fue una confesión cristiana que se deasrrolló en la Edad Media, entre los siglos X y XIV no solo en esta zona francesa, sino en diferentes puntos de Europa.

Aunque tras la cruzada albigense la mayoría de elementos cátaros se destruyeron, la zona que rodea el macizo de les Corbières se conoce turísticamente como País Cátaro, y los castillos que hay en ella también, aunque muchos de ellos no pertenezcan a esta confesión.

Carcassone

El lugar más conocido de todos es Carcassone, la capital del Aude. En ella encontramos la Ciudadela de Carcassone, una ciudad medieval asentada sobre una colina fundada por los galos en el siglo VI a.C.

En el siglo XII, los cátaros construyeron el Castillo, que se puede visitar, igual que la Basílica de Saint-Nazaire. La ciudadela, que está protegida por una muralla doble de tres kilómetros, fue nombrada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1997.

Se ha mantenido el aspecto y la configuración de la ciudad medieval, lo que contrasta con la ciudad ‘moderna’, situada al otro lado del río Aude. La Ciudadela de Carcassone es uno de los lugares más turísticos de Francia, pero en el resto de castillos cátaros seguro que encontramos menos visitantes.

Los Castillos Cátaros

Entre los castillos que ocuparon los cátaros, siguen en pie -o queda algo de ellos- los de Montségur, Termes y Puilaurens, además del Chateaux de Lastours, un complejo formado por cuatro castillos.

Aunque originalmente fueron tres, se destruyeron para evitar que se refugiaran los cátaros; posteriormente se reconstruyeron a más altitud y se añadió el cuarto.

Todos están en el Aude salvo el de Montségur, que está en el vecino Ariège. Precisamente en este castillo está escondida una parte del Tesoro Cátaro, que según la leyenda ocultaron en los 15 días que tuvieron para abandonar el castillo.

Tras la cruzada albigense, los reyes franceses convirtieron los castillos cátaros en ciudadelas y fortalezas para defenderse de los ataques de la Corona de Aragón. Además de los castillos de Termes y Puilaurens, los de Quéribus, Peyrepertuse y Aguilar fueron reutilizados, y se conocieron como ‘Los cinco hijos de Carcassone’.

Después del Tratado de los Pirineos, en 1659, estos castillos perdieron toda su utilidad defensiva, por lo que los franceses los abandonaron. Aunque actualmente están en ruinas, vale la pena acercarse a ellos. Una gran parte de estos castillos se conserva muy bien pese a los siglos de abandono, se pueden encontrar vestigios cátaros o de la monarquía francesa; y desde ellos hay unas vistas magníficas del territorio que defendían.

Vía Donde Viajar

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