De Santa Sofía al palacio de Topkapi, un recorrido ilustrado por la capital turca que incluye los mejores ‘hammans’ y, en la orilla asiática, el barrio bohemio Kuzguncuk, para tomar el ‘brunch’
Fue Constantinopla, luego Bizancio y después Estambul. Ha sido capital de varios imperios y sus calles están llenas de historia y de rincones interesantes. Como resulta imposible verlo todo en una visita, puestos a seleccionar, esta es una lista de edificios imprescindibles que no puedes dejar de ver.
No se puede visitar Estambul sin haber visto Santa Sofía. Es el top de la lista de imprescindibles, una de las grandes joyas arquitectónicas del mundo.
Por fuera se parece a Santa Sofía, en pequeño; por dentro esta discreta mezquita es toda una sorpresa. Está apartada de las masas, a cuatro pasos de la vía del ferrocarril y de la orilla del mar de Mármara.
Todo el mundo la conoce como la Mezquita Azul, pero su nombre real es Mezquita del Sultán Ahmet Camii y es la gran competencia de Santa Sofía en el perfil de Estambul.
En la silueta de la ciudad llama la atención la mezquita de Solimán, que corona una de las siete colinas que dominan el Cuerno de Oro, encargada por el más grande, rico y poderoso de los sultanes otomanos.
En Estambul hay muchos monumentos bizantinos pero pocos tan bellos como la iglesia de San Salvador en Chora, muy cerca de las murallas de Teodosio, en el corazón del barrio de Ayvansaray.
Ir a Estambul y no probar los famosos baños turcos resulta casi imperdonable. Estos tres son los más bonitos de la ciudad.
Hay pocos palacios en el mundo que guarden tantas historias como el de Topkapi. Este palacio inmenso fue durante cuatro siglos el epicentro del Imperio otomano, que se extendía desde Asia hasta África del Norte y desde Europa central a Arabia.
Si nos adentramos por el concurrido barrio de Tahtakale, al oeste del bazar de las especias, podremos encontrarnos con esta mezquita poco visitada que es una auténtica joya.
Dolmabahçé fue la floritura final de la dinastía otomana, un fin de fiesta a lo grande que tiene más en común con la Ópera de París que con el Palacio de Topkapi.
A un tiro de piedra de Üsküdar está el palacio de Beylerbey, una belleza arquitectónica mucho menos concurrida que los palacios barrocos de la orilla europea.
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