Hoteles cercanos sorprendentes

Experiencias insólitas y cercanas como dormir en un iglú, en una plaza de toros o en un carromato de circo. Estas son algunas formas de descubrir nuevos modos de disfrutar de escapadas y que os traemos hoy. Creatividad al servicio de los turistas y viajeros.

Un hotel dentro del cirdo: Circo Museo Raluy (Tarragona)

Dormir en un auténtico carromato de circo y disfrutar del mayor espectáculo del mundo es lo que propone este hotel con ruedas que encontramos en Aldea (Tarragona). Luis y Carlos Raluy, hermanos y propietarios de este circo, permiten al huésped y al visitante sentir la magia de estos carruajes que en si mismos son una obra de arte única. Todos ellos han sufrido una minuciosa restauración para apreciar el talento artesanal de los carpinteros y pintores que construyeron estas piezas andantes entre los siglos XIX y XX en países como Alemania, Inglaterra o Rumanía.

La pasión de Luis Raluy por el circo fue tal que primero se hizo acróbata, después creó atracciones únicas como el «hombre bala» y acabó finalmente levantando el primer circo museo del mundo donde convive hoy una familia de 40 trabajadores. Los carromatos no pueden albergar a más de seis personas y disponen siempre de una cama doble, una sala de estar, una habitación con camas supletorias y un baño. El precio del alojamiento cuesta alrededor de 200 euros por día y está incluida la entrada al espectáculo.

Hotel Plaza de Toros de Almadén (Ciudad Real)

El Hotel Plaza de Toros de Almadén propone al visitante sus 24 habitaciones distribuidas en torno al coso taurino de Almadén. Las estancias fueron en su momento viviendas independientes de algunos vecinos que conformaron una plaza de toros hexagonal en la que se han celebrado de forma habitual festejos taurinos. Claro que si se quiere coincidir el alojamiento con alguna corrida de toros sólo puede ser en Semana Santa o en agosto durante las fiestas del pueblo. En las cercanías encontramos el Parque Minero que recuerda la vinculación histórica de la localidad con el mercurio. Se pueden visitar los túneles y galerías de las minas y un museo.

Iglú-Hotel Grandvalira (Andorra)

Este hotel construido en 2008 aporta en su oferta una excelente manera de combinar el bañador con los los deportes y otras actividades de invierno. Está situado a 2.350 metros sobre el nivel del mar en la Coma III de la estación de esquí de Grandvalira, el dominio más grande de los Pirineos, y ofrece una vista impresionante de las pistas del Grau Roig con la alternativa cercana de Andorra la Vella a unos 25 kilómetros del hotel.

El bañador y el gorro son imprescindibles, pues dos de los nueve iglús que constituyen el hotel disponen de baño privado y uno de ellos, la suite romántica con bañera de hidromasaje, destaca por disponer de un techo abierto al exterior lo que permite observar el cielo estrellado y disfrutar de un jacuzzi privado. La estancia incluye un aperitivo, cena en el restaurante del Iglú (fondue de queso) y té o agua y desayunos en el restaurante Tres Estanys, en Grau Roig. Y las camas, que podrían preocupar a más de uno, están equipadas con materiales especiales para soportar condiciones extremas pero por si acaso los clientes también reciben un saco ártico de expedición para dormir junto con unas sábanas de algodón especial desechables por lo que no se pasa frío . Además las habitaciones están protegidas con pieles de cordero. Todos los años, en diciembre, se construye este hotel de hielo –siempre mantiene una temperatura interior de 0 grados- que acaba derritiéndose con la llegada de la primavera cuando cierra el establecimiento.

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