Las gargantas de Kakuetta

Las profundas gargantas de Kakuetta y el puente colgante de Holzarté

Gargantas de Kakuetta

Gargantas de Kakuetta (Juan Maynar / Flickr)

En el sur de Francia, muy cerca de Navarra, hay dos sitios de esos que dejan con la boca abierta: las Gargantas de Kakueta y la Pasarela de Holzarte. Ambos lugares se encuentran en el departamento de los Pirineos Atlánticos, dentro de la región de Aquitania. Como en toda esa zona del País Vasco Francés (Pays Basque), el verde abunda por doquier y los ríos se abren paso entre enormes desfiladeros, dando lugar a maravillas naturales como las Gorges de Kakouetta y forzando el ingenio del hombre para construir puentes como la vertiginosa Passerelle de Holtzarté.

Os animamos a descubrirlas con nosotros.

Explorando las Gargantas de Kakueta

Las gargantas de Kakueta se encuentran en la comuna de Sainte-Engrâce, a unos 2,5km de la localidad homónima. Una carretera estrecha y serpenteante permite el acceso a los parkings gratuitos que hay en los alrededores de la entrada. Tras pagar el ticket de admisión (precios e info práctica al final del post) tendréis por delante unos 2km de recorrido que empiezan frente a un precioso lago.

Antes de empezar a caminar, veréis algunas advertencias (a tener en cuenta sobre todo en caso de lluvia) y una caseta con cascos que podéis usar libremente para evitar daños ante posibles desprendimientos. Aunque el recorrido es bastante sencillo, aseguraos también de llevar un calzado adecuado y todo lo necesario para una caminata de unas 2 horas (ida y vuelta, casi 4km en total).

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En el primer kilómetro encontraréis alguna pendiente pronunciada (nada preocupante), así como alguna bajada que puede ser resbaladiza si ha llovido. Pasado este tramo relativamente engorroso, ya empezaréis a caminar junto al río y ver muestras de la espectacularidad del paisaje. Pero lo mejor aguarda tras atravesar un pequeño túnel entre las rocas. A partir de aquí caminaremos casi siempre por una pasarela de madera (esta zona es llana y muy sencilla) junto al río, flanqueados en todo momento por dos enormes paredes verticales de roca kárstica entre las que se filtra agua en abundancia.

Toda esta zona es un regalo para la vista, así que si lleváis cámara de fotos probablemente la excursión se alargue más de lo previsto. Los meandros del río se irán sucediendo uno tras otro y finalmente desembocaréis en lo que muchos consideran el punto álgido de la visita: la cascada del Kakueta, cuyo chorro de agua brota sin cesar desde una altura de 20 metros. La cascada puede observarse desde un pequeño puente situado justo en frente o desde su propio interior a través de un pasaje entre las rocas. El recorrido finaliza unos 200 metros más allá en una pequeña cueva. Un buen sitio para estar a la sombra en verano y reponer fuerzas para emprender el camino de regreso.

Por cierto, a la salida (o la entrada, según se mire) encontraréis un bar donde sirven bocadillos y bebidas. Algo caro, pero no hay mucho donde elegir si uno vuelve cansado y no tiene nada que llevarse al estómago.

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