Montserrat, el monasterio de la montaña

Montserrat

Hay cosas que, por obvias, cuando las descubres por primera vez te dejan con esa sensación de “¿cómo no me había dado cuenta antes?”. Eso fue lo que me pasó cuando, estando en Montserrat, el guía señaló la montaña y dijo con toda la naturalidad del mundo: “Montserrat, montaña serrada”. Sí, era evidente. La forma de la montaña era ésa, como si hubieran dejado caer en mitad de la llanura una inmensa mole de piedra y luego hubieran intentado serrarla para hacer trozos más pequeños. Hasta ese momento, toda mi vida, al oír hablar de Montserrat recordaba a dos compañeras de colegio que tenían ese nombre y nunca se me pasó por la cabeza una montaña. Y vaya montaña.

Santa María de Montserrat

Por si algo le faltaba a ese paisaje natural, la mano del hombre fue creando, a lo largo de siglos, varias ermitas en la montaña. Sí, ermitas, con el tamaño que eso conlleva. Como sucedía habitualmente, de una ermita se pasaba a una iglesia, de una iglesia a un monasterio, de un monasterio a una basílica, de una basílica a un santuario… Y eso es lo que nos recibe en la montaña. Pero, TODO ESO: el monasterio, la abadía, la basílica y el santuario de Santa María de Montserrat.

A pesar de que su origen está en una de esas ermitas –concretamente la ermita de Santa María, donada en el año 888 al monasterio de Ripoll– y de que ya hay registros de su existencia como monasterio en el año 1025 –por parte del abad Oliba–, los edificios que se ven hoy en día son mucho más modernos. La guerra tuvo la culpa. Pero la guerra de la independencia. Fueron las tropas napoleónicas las que destruyeron el antiguo monasterio, que era considerado patio de armas y objetivo militar. No hay que olvidar que desde Montserrat se tiene una vista privilegiada de los Pirineos y eso no se podía desaprovechar. Esas tropas napoleónicas que destruyeron o trataron de destruir o “se apropiaron” de tantas maravillas…

La Virgen de Montserrat, la Moreneta

Por supuesto, una visita a Montserrat no estaría completa sin ver la Virgen la Montserrat, la Moreneta. Una talla del siglo XII que muestra una virgen de piel negra con el niño sentado en su regazo. La devoción por la virgen, y la imagen, es tal que un 10% de los visitantes que llegan cada año al monasterio lo hace andando –y hablamos del monasterio con mayor número de visitantes de toda Cataluña–.

La imagen se encuentra protegida por una mampara pero es posible colocar la mano sobre el orbe que porta la virgen gracias a un pequeño agujero en el cristal.

Naturaleza en Montserrat

Pero no se trata sólo de un destino religioso. Montserrat está llena de rutas de senderismo y de escalada, además de sus miradores al valle del río Llobregat y a los Pirineos. Uno se encuentra con familias, devotos, caminantes, escaladores… la montaña serrada ofrece a cada uno lo que busca.

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