No solo de champán vive Reims

Conocida (¡y de qué manera!) por el champán, Reims, en la región de la Champaña-Ardenas, es una de las ciudades con más historia del país galo. Pese a que la localidad francesa es famosa porque es donde están asentados nueve de los principales productores de champán más importantes del mundo –no en vano la palabra Reims aparece en la mayoría de las etiquetas de las botellas producidas en esta región- la ciudad ha sido a lo largo de los siglos escenario de grandes acontecimientos históricos. Tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, la región de la Champaña-Ardenas sufrió, en sus propias tierras, los enfrentamientos entre los ejércitos alemanes y franceses de los que Reims no salió, ni mucho menos, indemne.

Por este motivo gran parte de su patrimonio fue reconstruido gracias, en parte, a las generosas donaciones de la familia Rockefeller por lo que no es de extrañar que la ciudad les haya dedicado una céntrica avenida.

Patrimonio histórico con mayúsculas

Si hay un edificio en Reims que rezuma historia es su catedral que cuenta con una fachada muy parecida a la de Notre Dame de París pero fácilmente distinguible por sus hermosas vidrieras. El edificio, del siglo XIII, se construyó en el emplazamiento de una antigua basílica carolingia donde tuvo lugar, a finales del siglo V, el bautizo de Clodoveo I, rey de los francos, quien se convirtió al cristianismo, con milagro incluido, gracias a las dotes de persuasión de su esposa Clotilde, hija del monarca de Burgundia. Desde entonces, veinticinco reyes de Francia fueron coronados en la catedral de Reims, siendo el último de ellos Carlos X en el año 1825.

La catedral de Reims fue el lugar escogido en 1962 para celebrar la ceremonia de reconciliación después de la Segunda Guerra Mundial entre Francia y Alemania en presencia del General de Gaulle, presidente de la República Francesa, y del canciller alemán Konrad Adenauer. Por último, el Papa Juan Pablo II visitó Reims en 1996 para celebrar el 1.500 aniversario del bautizo de Clodoveo y sus soldados por el obispo San Remigio.

La tríada Patrimonio Mundial de la Unesco de Reims la completan el palacio del Tau, residencia de los arzobispos y que alberga hoy el Museo de la Obra de Notre-Dame, y la antigua abadía de Saint-Remi, construida en el siglo XI para albergar las reliquias de San Remigio. 

 

Dulces de Reims: pecado venial para foodies

Reims cuenta con un circuito gourmand que no se lo salta un galgo. Los amantes de los rosa, cual Mario y Alaska, tienen en la Maison Fossier (Jean-Baptiste Langlet, 25) un lugar de culto a este color. Considerada la marca de galletas más antigua de Francia –su origen se remonta al año 1756- los dulces de la Boutique Fossier son ideales para tomarlos con café, té o cómo no, mojados en champán. Otros locales que un goloso que se precie debe visitar en Reims son la Pastelería L’Opéra (Jean-Baptiste Langlet, 4) y l’Atelier Eric Sontag (rue de Mars, 32). Este último local se encuentra muy cerca del Mercado du Boulingrin, donde se pueden comprar algunas especialidades gastronómicas de esta ciudad francesa como el típico jamón de Reims.

Reims y champán, un binomio indivisible

Es tal la influencia que ejerce el champán en la localidad que la parte frontal de los tranvías que la recorren tiene forma de copa. Por este motivo, no tiene sentido viajar a Reims y no visitar alguna de las nueve bodegas que hay en la ciudad, como es el caso de la Maison Ruinart, la más antigua de todas (1729), que tiene unas espectaculares cuevas de tiza galo-romanas, o las bodegas Vranken-Pommery Monopole donde las manifestaciones artísticas están muy presentes gracias a la impronta que dejó Madame Pommery, una de las nueve viudas del champán francés.

¿Qué te sugiere conocer Reims y la Champaña?

Leído en Traveler

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