Un paseo por la ciudad vieja de Colonia

Ciudad vieja de Colonia

Ciudad vieja de Colonia (Simon Collison / Flickr)

Los propios alemanes reconocen que Colonia es una ciudad especial, diferente al resto del país. Un lugar lleno de historia y cultura, y al mismo tiempo dotada de una atmósfera cosmopolita, divertida y fascinante. Pasear por la ciudad vieja (Altstadt) es una experiencia que nos depara un sinfín de agradables sorpresas.

Todo gira en torno a la maravillosa catedral gótica de Colonia, el Dom. A su alrededor, se teje una red de callejuelas oscuras que se asoman al Rin, salpicadas de viejas tabernas tradicionales como la mítica Sünner im Walfisch, cervecería de referencia donde probar la cerveza local, la suave y dorada kölsch. Por cierto: en Colonia a los camareros se les tutea por obligación, y se les toleran todas sus bromas y chascarrillos.

Los monumentos históricos son numerosos, aunque de la vieja y orgullosa muralla de Colonia apenas quedan algunos vestigios. Uno de los más espectaculares es Severinstorburg, cerca de la universidad, una de las zonas más vivas de la ciudad. Los amantes de la historia no pueden dejar de visitar el Museo Romano-Germánico, a los pies de la catedral.

El espíritu “gamberro” de los coloneses se refleja en monumentos como el Kallendresser, que se levanta en una de las fachadas del Alter Markt mostrando el trasero a los viandantes. Aquí estuvo el antiguo mercado romano, aunque el ambiente actual, por lo menos las fachadas y la decoración urbana, ofrece guiños a la época medieval de la ciudad.

Las grandes arterias comerciales del centro de Colonia es la Hohestrasse, que desemboca en la Wallrafplatz, y la Schildergasse. En sus comercios se refleja lo más típico del espíritu de los habitantes de esta ciudad: vitalistas y comunicativos, tal y como refleja la estatua de Tünnes und Schäl, dos personajes de ficción que encarnan el espíritu la gente de la vieja Colonia.

En primavera y verano, a orillas del río, en la zona llamada Rheingarten, encontramos puestos ambulantes de comida y música en directo. En los muelles fluviales zarpan las barcazas llenas de turistas que recorren el río hasta los límites de la ciudad, llegando a veces hasta las vecinas ciudades de Bonn o Düsseldorf.

Antes de acabar el paseo es obligado pasar por la tienda Colonia 4711, donde se vende el “agua de colonia”, el perfume oficial de la ciudad y un souvenir perfecto.

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