Poza de la Sal (Burgos)

Poza de la Sal, BurgosA poco más de 40 kilómetros de Burgos, en el corazón de la comarca de la Bureba, el viajero encuentra, como anclado en el tiempo, el pintoresco pueblo de Poza de la Sal. En la Edad Media la sal, imprescindible para la conservación de los alimentos, era un elemento fundamental en la economía de los Estados, y ello justificaba que tan pequeño lugar gozara de una cerca murada tan importante. Su conjunto salinero es uno de los más importantes del mundo. Su cráter mide 2,5 kilómetros de diámetro.

Las salinas de Poza de la Sal datan de época romana y han estado explotadas hasta hace pocos años. El acueducto que servía para llevar el agua a la salina es visible pero la ciudad romana de Flavia Augusta (cerca de Pedrajas) está por excavar. En el borde de Páramo de Masa, el lugar cuenta con un sendero que lo recorre (que sigue el trazado de la antigua calzada romana) y que permite a los visitantes ver las salinas creadas a partir de un fenómeno natural que agrietó la planicie y formó el cráter que hoy día se puede ver. Las paredes del cráter muestran la historia geológica del lugar, desde la formación de la sal correspondiente a los periodos Triásico, Jurásico y Cretácico.

En la villa salinera coexisten la Poza prehistórica, romana, medieval y moderna. Es el pueblo de salineros, campesinos, arrieros, pastores, artesanos, hidalgos, clérigos, artistas… en busca de la sal, del oro blanco. Fueron los antiguos pobladores del Neolítico quienes descubrieron el método para fabricar sal, para obtenerla a partir del agua salada, de la salmuera. Hacia el año 350 a.C. y cerca de dos kilómetros del actual emplazamiento de la villa existió Salionca o Salionica, ubicada en el Alto Milagro. Este núcleo prerromano de población, habitado por autrigones, se convertirá en la Flavia Augusta romana a partir del siglo I.

La distribución de la sal se vio beneficiada por la fundación de la Cabaña Real de Carreteros por parte de los Reyes Católicos, que perduró hasta el año 1836 y que favoreció notablemente el transporte y la seguridad en la red de caminos. Felipe II decretó el paro de la sal en 1564, iniciándose así un monopolio de la Corona. Poza de la Sal cuenta con un Centro de Interpretación de las Salinas en la Casa de Administración de las Reales Salinas, edificio construido en 1786 por orden de Carlos III, que ofrece un conocimiento más amplio sobre la elaboración de la sal.

El monumento más destacado de Poza, que es conocido también por ser el pueblo natal del gran naturista Félix Rodríguez de la Fuente, es el Arco del Conjuradero, el principal ingreso de la muralla, entre la plaza Nueva y la plaza Vieja. Tiene un hermoso balcón del siglo XVII desde que el cura conjugaba las tormentas que podían arruinar las salinas. De la Edad Media, el pueblo conserva la muralla, las casas de adobe y madera, el Castillo de la Villa y los restos del Palacio de los marqueses de Poza, del que solo queda una torre.

La trama urbana conserva la distribución y características de medievales con calles estrechas y empinadas flanqueadas por casas de piedra blasonadas y otras de entramado de madera. Al lado de la Plaza Vieja se levanta el Ayuntamiento, frente al cual se ubica la Plaza Nueva abierta al Páramo de Masa, lo que da a la villa el sobrenombre de ‘Balcón de La Bureba’.

El viajero curioso o meramente aficionado a la arqueología industrial debe visitar los antiguos almacenes de la sal y abandonas eras del valle, además de la iglesia parroquial de San Cosme y San Damián (siglo XIV), gótica, con portada barroca. Como no podía ser menos, la villa rinde tributo a uno de sus vecinos más ilustres. Poza de la Sal alberga un espacio medioambiental dedicado a la infancia de Félix Rodríguez de la Fuente. Poza vive ahora de los almendros, los manzanos y otros árboles frutales.

Declaradas Bien de Interés Cultural, las salinas de Poza de la Sal compiten en historia y pasado con el Valle Salado de Añana (Vitoria), otro espectacular conjunto salinero que tiene 3.000 años de antigüedad. En su visita a Burgos, el viajero tiene la oportunidad de ampliar su excursión con rutas a Cernégula, el pueblo de las brujas, Clunia, una ciudad de notable pasado romano, o la Peña Amaya, una vigilante y espectacular atalaya de más de mil metros de altura por la que han pasado unos cuántos pueblos y culturas.

Leído en Lugares con Historia

Comentarios

  1. Es un placer leer la historia de poza narrada por un entusiasta e investigador como Jaime.

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