Rumbo a los orígenes de Castilla

Estas tres poblaciones burgalesas, que compartieron una gran importancia militar, económica y religiosa durante la Edad Media, muestran con orgullo un impresionante legado en forma de castillos, murallas, monasterios, iglesias, calzadas y salinas.

Pero no todo es piedra en la ruta ‘Raíces de Castilla’. Una buena parte del territorio de Frías, Poza de la Sal y Oña está incluido dentro del Parque Natural de Montes Obarenes. Este bello entorno se puede recorrer andando por sus numerosas sendas y también es el escenario ideal para realizar distintos deportes de aventura.

Más información: www.raicesdecastilla.com

Frías: Detenida en la Edad Media

Frías es la ciudad con menos metros cuadrados de España y cumple el dicho de que los mejores perfumes vienen en frasco pequeño.

Elegante y medieval, retrotrae a sus visitantes a una época de caballeros y castillos a los que acceder a través de estrechas y empinadas callejuelas delimitadas por caserones de dos o tres alturas, que cubren sus fachadas con un traje de piedra, madera y solana, alta costura arquitectónica que deleita la vista.

Frías es diminuta y bella, e invita a soñar. Asentada sobre un cerro en Las Merindades burgalesas, con el pico Humión guardando sus formas, observa el transcurrir de los siglos protegida por una burbuja del tiempo, exenta de evoluciones y velocidades. Hasta sus casas se burlan de los peligros, desafiando la gravedad asomadas a la roca, en la que excavaron bodegas donde conservar el txakoli que ocupó la actividad de sus vecinos hasta el pasado siglo.

Por alguna razón, la ciudad se detuvo en el Medievo. Un día se contempló en el espejo del río Ebro sobre el que se levanta el puente medieval que conectaba el Cantábrico con la meseta y se vio hermosa. Para qué envejecer, debió preguntarse, y se plantó en ese esplendor ayudada por el abrigo de su muralla, del siglo XIII, y de la iglesia de San Vicente, cuya portada se exhibe en el Museo de los Claustros de Nueva York. Disfrutaremos, además, de los conventos de San Francisco y Santa María de Vadillo, la iglesia de San Vitores o los molinos harineros. Resalta en la silueta de Frías el imponente castillo, al que se accede por un puente levadizo y desde cuya torre se contemplan inmejorables vistas de la ciudad.

En las calles se escuchan los ecos de sus visitantes y su historia. La Fiesta del Capitán, declarada de interés turístico, se celebra el fin de semana más cercano al 24 de junio y conmemora el levantamiento de la ciudad contra el poder feudal, alentados por su Capitán.

Para ayudar a comprender la importancia histórica de esta ciudad se ofertan visitas guiadas y teatralizadas desde la Oficina de Turismo (947-358011). www.ciudaddefrias.es

La bella y monumental Oña

Dos poderes, el eclesiástico y el económico, ayudados por el nobiliario, unieron sus fuerzas para transformar Oña en un bastión desde el que dirigir la espiritualidad y las haciendas de un amplio territorio. Fue el conde don Sancho García quien sembró la semilla de este florecimiento en 1011, fundando el monasterio de San Salvador, que acaparó más de 300 iglesias y 200 villas, extendiendo sus posesiones del Cantábrico al Arlanzón y del Pisuerga a Huesca.

Sorprende la visita guiada a la Iglesia Abacial, en la que se descubren los impresionantes panteones de reyes y condes castellanos y su bello claustro gótico, entre otras joyas artísticas. (Visitas desde la Oficina de Turismo: 947300078).

A mediados de agosto se celebra en la Iglesia de San Salvador ‘El Cronicón’, declarado de interés turístico. Se trata de una representación teatral excepcional, llevaba a cabo por más de 100 vecinos de Oña y que narra la historia de la fundación del Monasterio y del nacimiento de Castilla como reino.

La localidad se desarrolló en paralelo al devenir monacal. El Centro de Interpretación explica este proceso con paneles, maquetas y audiovisuales.

Con motivo del milenario en 2011 de este Monasterio se ha creado una Fundación cuya finalidad es la promoción cultural, y la investigación y restauración del patrimonio cultural de la villa. Dentro de sus múltiples actividades, destaca la exposición de arte vanguardista bajo el título “Jardín secreto” a partir del 6 de Julio de 2013..

www.ayuntamientoona.com

Oña no es sólo un monasterio. Localizada a orillas del río Oca, al abrigo de los Montes Obarenes, la naturaleza que rodea esta villa ha formado parte de la espectacularidad de sus dominios y del devenir de sus gentes, que también han sobrevivido apoyándose en la tradición resinera, recordada ahora en el Museo de la Resina, en la Torre de San Juan.

A las afueras se encuentra el Paseo de Oca –2,5 kilómetros, unos 40 minutos–, estrecho sendero que discurre entre la carretera y el abrupto desfiladero, dominado por paredes rocosas y repleto de vegetación. La Casa del Parque Natural, su paseo por los terrenos del Monasterio y sus múltiples senderos balizados son otro motivo más de visita.

Poza de la Sal

Si le gustan los rincones que han sabido conservar el aspecto medieval, le encantará esta joya burgalesa ordenada a base de callejas irregulares y angostas, de edificios de mampostería, adobe y madera donde los escudos suspendidos de las fachadas hablan de un pasado noble, de un recinto protegido de intrusiones y epidemias por la antigua muralla, de la que sigue en pie el lienzo sur desde la calle Ronda hasta la ermita de San Juan y el Palacio de los Marqueses de Poza.

Aún puede pasearse por allí como hacían hidalgos o plebeyos para llegar al castillo que, sobre el macizo rocoso, guardaba de peligros a los habitantes del caserío y encerraba tras los barrotes de sus celdas a truhanes. Pasados los años serviría como fortaleza en la guerra de la Independencia y en las carlistas.

Desde la Plaza Nueva acceder a la Plaza Vieja a través del Arco del Conjuradero significa retroceder siglos de historia. Aquí los sacerdotes conjuraban los nublados que amenazaban la cosecha. Aunque los vecinos fueron los que enriquecieron el pueblo, a base de trabajo y paletadas de sal.

Las Salinas

La Casa de Administración de las Reales Salinas, construida en el siglo XVIII, controlaba la producción de dicho mineral hasta 1868. Ahora alberga la Casa de Cultura y el Centro de Interpretación de las Salinas, donde una visita guiada ayuda a entender lo peculiar de esta explotación salinera.

Existen, además, el Museo de la Radio y el Espacio Medioambiental. En el primero, un recorrido acercará al visitante al proceso de comunicación desde que el sonido parte del micrófono hasta que llega al salón de casa. En el segundo, será Félix Rodríguez de la Fuente, pozano de nacimiento, quien acompañe al recién llegado: «Nunca podré olvidar, y seguramente fueron decisivas en mi vocación, mis jornadas infantiles de pajareo por los páramos de mi pueblo». www.pozadelasal.es

La sal es la única roca mineral comestible. Del ‘salarium argentum’ que los romanos pagaban con sal a sus legionarios proviene la palabra salario. Un curioso fenómeno geológico hizo que aflorara en la comarca. Los vecinos aprovecharon su concentración salina siguiendo el método romano cuando la ciudad se llamaba Salionca. También existe una ruta didáctica de cinco kilómetros –hora y media– por el Salero y el recorrido guiado por el casco histórico ‘Tras las huellas de Félix’, promovido desde el Aula Medioambiental.

Para más información, Oficina de turismo: 947 302024 www.turismopozadelsal.es

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