Tres recorridos en el Val d’Aran y Alto Pirineo

Proponemos tres recorridos por las maravillas naturales y los encantadores pueblos del Alto Pirineo y el Val d’Aran. No importa si tu escapada dura dos días o seis, hay tiempo para todo.

Románico y tradiciones entre montañas: fin de semana

Conocer las condiciones de trabajo de los mineros durante la primera mitad del siglo XIX en la Mina Victoria es un modo muy interesante de acercarse el primer día en la Val d’Aran y a sus tradiciones, aún más si a esto le añadimos que parte del recorrido se realiza entre pinos y abetos y que se trata de una zona en la que habita el endémico tritón del Pirineo. Una vez finalizada la ruta le esperan las iglesias de Sant Miquèu de Vielha y de Santa Maria de Les Tredòs. Y si, después de completar la jornada con las Bossòst exposiciones del Museo de la Val d’Aran, en Vielha, le sobra tiempo, puede acercarse hasta una fábrica de lana para descubrir su proceso tradicional de elaboración.

El segundo día o bien puede decantarse por una visita guiada por el Vall de Boí o bien acercarse al ecomuseo de Esterri de los Valls d’Àneu, que no se trata de un único edificio como tal, sino de varias edificaciones dispersas por el territorio con objeto de explicar el pasado y el presente del entorno. Sería imperdonable que se fuese de la zona sin conocer las rutas de evasión de los refugiados judíos a través del Pirineo de Lleida durante la Segunda Guerra Mundial, enmarcadas dentro del proyecto Perseguidos y Salvados.

Los imprescindibles: 4 días.

Tras acercarse al Museo del Vall d’Aran y a la fábrica de lana, lo mejor es completar el primer día con una caminata, unas raquetas, unas motos de nieve o un 4×4 por la ribera del Aiguamòg hasta alcanzar el balneario Banhs de Tredòs, si lo que busca es adrenalina. Los más tranquilos pueden sustituir esta actividad por la de ir tranquilamente sentado en un helicóptero con el Val d’Aran a vista de pájaro o, quizás, cambiar la perspectiva y divisar el cielo catalán desde un telescopio al tiempo que se realiza una degustación de licores del Pirineo.

Si acompaña el tiempo, la mañana del segundo día podría comenzar de lo más emocionante practicando heli-esquí y, sin abandonar el sólido elemento, terminar la jornada con un taller de elaboración de iglús. Dependiendo de la temporada podrá realizar diferentes actividades para todas las edades en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Lo que no puede perderse en la zona es la intrigante berrea del ciervo (incluye descenso en bici desde Beret).

El tercer día lo dedicaremos al parque natural del Alto Pirineo, así como a disfrutar de actividades de río, como la pesca con mosca, la bajada en canoa o el más novedoso hidrospeed. El vuelo en globo desde Rialp puede tener como punto final un taller culinario en Surp o una degustación de vinos y quesos de la tierra en la quesería Tros de Sort. El cuarto día, dedicado al románico de la Vall de Boí, se completará con la visita a una mina de uranio en Castell-Estaó o con un taller de elaboración de ratafia en La Pobla de Segur.

Vivir el Alto Pirineo y la Val d’Aran: 6 días

Vivir la región significa que en vez de añadir muchas más actividades a las ya señaladas, estas se dispersen más durante los seis días, para que haya algo de tiempo para disfrutar de su calma, de sus placeres, de su estilo de vida en definitiva. De este modo podremos añadir, por ejemplo, el primer día, una visita degustación a la productora de caviar Nacarii, una parada el segundo día en la Tocineria Casanovas para comprar longanizas, butifarras y patés artesanales. El tercer y el cuarto día probaremos los quesos de Tarrau de Bagergue y de una quesería de montaña en Surp, respectivamente; el quinto le toca el turno a los embutidos de Xolís d’Adons y el sexto día es perfecto para dejarse llevar por otro tipo de placeres mundanos, como los tratamientos del spa Resort d’Espot o la terapia de fango en el balneario de Caldes de Boí (comprobar fechas de apertura).

Leído en CondéNast Traveler

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