Un hotel todo música y arte

Olvídate de grandes pasillos alfombrados, del trasiego de carritos llenos de ropa, de ruidos que perturban el sueño. Sumérgete en la música relajante del hotel más pequeño de Toledo y siéntete como en casa. El Hotel Entre dos Aguas, el hotel-boutique ubicado en la que antaño fue la vivienda de Paco de Lucía, te sacará del hastío en el que a veces tropezamos en los viajes. Alójate en Toledo en la casa donde vivió el maestro Paco de Lucía.

Durante siglos Toledo fue la ciudad de la sabiduría y el arte, un lugar cosmopolita y políglota donde nobles cristianos, comerciantes judíos, artesanos musulmanes y músicos de todos los credos convivieron en armonía. Carlos I  la convirtió en capital de su imperio y a la ciudad-museo le llegó una nueva época de resplandor. 

Pasados cinco siglos, el querido y recordado guitarrista Paco de Lucía descubrió una Toledo que mantenía su identidad, donde ese encanto misterioso y sublime llamado duende le acompañaba para seguir creando. Y así, fue frente a la iglesia de Santa Leocadia donde el maestro compró en el año 2000 una casa del siglo XV para vivir con su familia y evadirse de una fama que en ocasiones molesta. En ella, no sabemos si buscada o no, encontró la inspiración que anhelaba para dejarnos parte de su legado musical.

En pleno casco histórico, entre cobertizos, conventos y placitas, esta casona de la plaza de Santo Domingo el Antiguo se convirtió hace pcoo más de un año en el hotel-boutique ‘Entre dos Aguas‘, una especie de templo museístico que mantiene casi intacta, con absoluto respeto, la impronta que dejó el gran músico de Algeciras.

Una relajante música de guitarra nos recibe al cruzar el portón de entrada de este alojamiento. A partir este momento la música aflamencada del inmortal compositor nos acompañará en cada una de sus estancias comunes. En la entrada, un empedrado decorativo con forma de boca de guitarra nos da la bienvenida, y nos sorprende saber que este mosaico fue hecho con las manos del voluntario empedrador Francisco Sánchez Gómez, más conocido como Paco de Lucía.

Un patio con alma de música

Tras pasar las puertas de palosanto llegadas de la India llegamos al patio, cuya estructura original respetó Paco, quien añadió nuevas columnas de granito para que la construcción aguantara otros muchos siglos. «Paco se encargó personalmente de la restauración junto con Gabriela Canseco, la artista mexicana que se convirtió en su segunda esposa», cuenta Rafael Carmena, manager del hotel. Una luz tamizada entra por los corredores de madera iluminando los macetones de kentia, planta que nunca faltaba en los conciertos del músico. Algunas fotos guardan memoria de la gran actividad creativa que tuvo esta estancia.

Un patio presidido por la guitarra que acompañó la artista durante la gira de 2004 presentando el disco Cositas Buenas (salido del estudio de esta casa después de dos años de preparación) y que la familia del artista donó para el nuevo proyecto de este hotel. Un patio que, después de servir para degustar los desayunos, se convierte en el salón familiar exclusivo de los clientes. 

Oasis manchego

Una escalera nos sube a las galerías repartidas en las dos alturas del histórico edificio. Ahora la madera sustituye a la piedra en los corredores que, como elementos repartidores de los espacios habitables, nos llevan a las seis habitaciones. Los balaustres, adronados con mantones de Manila, convierten el patio toledano en un perfecto escenario andaluz.

Al otro lado de una puerta de dos hojas de madera recia aparece el dormitorio que Paco de Lucía ocupó durante los años que vivió en Toledo. La Maestro, así ha sido bautizada esta habitación ubicada en la segunda planta de la casa. Luz generosa que penetra por los tres balcones y dos ventanales convierten este espacio de 60 metros cuadrados en un lugar apetecible para abrazar la guitarra desde que amanece.

Tras una agitada vida por medio mundo, la elección de la casa de Toledo fue por la necesidad de crear algo nuevo tras unos años sin sacar un disco. Un lugar donde la inspiración brotaba. «Cuando componía entraba en toque de queda, se encerraba en sus emociones», declaró en una ocasión Gabriela Canseco.

Cositas buenas

En lo que ahora es la habitación Almoraima, la más escondida de las seis que tiene el hotel, Paco de Lucía repasaba partituras y daba los últimos toques a sus creaciones. Con una decoración contemporánea sin renunciar a lo autóctono, esta pieza iluminada desde un tragaluz abierto en el artesonado de madera, nos hace recordar la fusión entre jazz y flamenco del álbum que lanzó en 1976, precisamente con el mismo nombre de esta habitación.

Río Ancho, La Barrosa, Luzía y Cositas Buenas fueron discos y sinfonías que ahora han dado nombre al resto de las habitaciones del hotel.

Las casonas del siglo XV tenían algo característico, que ocultaban estancias bajo tierra que mantenían una temperatura agradable, apta para conservar alimentos, huir de los calores y fríos extremos o almacenar el agua necesaria a los moradores.

Si algo especial tiene el subsuelo de este sosegado hotel es el estudio donde se gestó Cositas Buenas, un disco al que le fue otorgado el primer Grammy a Paco de Lucía. «Algunos clientes lloran de emoción cuando escuchan la música en este espacio», cuenta Rafael Carmena.

Aislado y con paredes insonorizadas, esta especie de cripta musical es el escondite de los que quieren profundizar en la discografía del que no solo se conformó con la autenticidad del flamenco, sino que se atrevió a engrandecer el jazz con sus originales aportaciones. Vinilos y discos compactos nos esperan ordenados para poder gozar de la música en este encierro voluntario.

Una cueva abovedada al lado del estudio de grabación sirve a veces de tablao falemnco, ofreciendo actuaciones a los amantes del buen cante y toque.

Encontramos el nombre de Paco de Lucía en cantidad de calles y plazas, incluso en la última estación de la línea 9 del metro de Madrid, pero parte de su vida y de su música está tenemos presente en el número 2 de la toledana plaza de Santo Domingo el Antiguo, el lugar de inspiración por donde pasaron grandes artistas de la música para acompañar al que todos consideraban un maestro de maestros.

Sin duda, un hotel con duende flamenco de donde aún salen cositas buenas que ahora muchos pueden disfrutar.

‘Entre Dos Aguas – Hotel Boutique’
Plaza de Santo Domingo el Antiguo, s/n.
Toledo.
Tel. 627 612 369 / 626 402 483

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