Una escapada a la Edad Media en Montblanc

Cualquier momento del año es propicio para hacer escapadas a enclaves cercanos de nuestra geografía. Lugares que, pese a su conocida belleza, a veces descartamos por el afán de cruzar fronteras y acumular postales de países lejanos. Haciendo turismo de interior descubrimos la villa medieval de Montblanc, en la provincia de Tarragona.

Un enclave recomiendable para cualquier amante de la historia con ganas de una excursión tranquila, e incluso de una buena comida. La palabra más adecuada para describir este lugar es “acogedor“. Montblanc goza de tanto pasado como presente, y la vida se respira cualquier fin de semana a modo de familias que pasean y señoras que comparten sus impresiones en cada esquina.

El interior del recinto amurallado, que se conserva en un envidiable estado, lo conforman un entramado de callejuelas y casitas bajas. Cualquier camino acaba por conducirnos a la Iglesia de Santa María, una iglesia gótica del siglo XIV que, gracias a sus enormes dimensiones y a su posición sobre un pequeño promontorio, domina orgullosa la ‘vila’. Varias casas señoriales, ermitas y plazas nos esperan en el conjunto del casco histórico.

Y aunque acceder a él es tan fácil como buscar un arco abierto en la muralla, uno de los mejores modos de hacerlo es a través del Puente Viejo, una construcción románica que aumenta la sensación de viaje en el tiempo.

Recomendar un lugar para comer o alojarse es complicado. Y no por escasez, sino por abundancia. Cualquier elección asegura atención amable, platos sabrosos con sello casero y precio asequible.

Sin embargo, recomendar una época del año para visitar Montblanc es mucho más sencillo. La cita más importante en el calendario de Montblanc es la Semana Medieval cuando  traslada el casco histórico a la Edad Media, con torneos e incluso un concurso de juglares. Las calles se llenan de personajes con vestimentas típicas de la época, y no falta el mercado medieval en el que comprar productos típicos y artesanía. En Montblanc esta cita tiene lugar en abril, durante la semana de Sant Jordi (día 23). Y es que se conmemora precisamente que esta leyenda, una de las más populares de la cultura catalana, sucedió frente a sus murallas.

Quienes quieran aprovechar la escapada para conocer enclaves cercanos, deben saber que muy cerca se encuentran dos importantes monasterios de la Ruta del Cister: el de Poblet y el de Santes Creus. Quienes vengan de más lejos también pueden dejarse caer por Tarragona o por Reus, ambas bastante cercanas. Los amantes del vino están, además, en la zona perfecta para una cata.

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