Utah, donde Dios puso el Oeste

Parque Nacional de Arches.

Los habitantes de este estado americano están convencidos de tal afirmación. Y no exageran, porque ha sido escenario de multitud de películas de vaqueros. Ahora, los turistas van en busca de deporte y aventura.

Si se buscan los genuinos paisajes del Oeste americano, aquellos que nos mostraban las viejas películas de este género, Moab, en el estado de Utah, es su destino. No es raro que al revisar las películas de John Ford reconozca algunos parajes. Por ellos efectivamente cabalgó John Wayne en su papel de capitán Brittles, o arreó como Ringo el tiro de una diligencia.

Lo que se propone es un viaje por la naturaleza salvaje de este estado salpicada por ruinas y vestigios de los anasazi, una civilización que se pierde antes de la llegada de los españoles —fueron los primeros exploradores de la zona— y cuya desaparición sigue constituyendo un misterio.

La zona está escasamente poblada, en parte, porque la tierra, salvo en el curso de algunos ríos —el Colorado cruza la zona del lago Powell y del Gran Cañón— no es fértil e incluso resulta muy dura para el ganado. Sólo el norte del estado es más verde. Los dos aeropuertos más próximos son Grand Junction, en Colorado, y Farmington, en Nuevo México. El primero está a solo una hora y media de carretera de Moab, pequeña ciudad turística y el mejor rincón para iniciar el viaje por la zona en un coche de alquiler, a ser posible un todocamino aunque sea pequeño.

Formaciones rocosas

El alojamiento no debe preocupar. Salvo en días muy especiales siempre se encuentra sitio en hoteles de cadenas como Best Western, Holiday Inn o Marriot Courtyard. Y quienes busquen alojamientos más especiales en la zona pueden llamar a la puerta del Sorrel Ranch o el Red Cliff.

En los alrededores de Moab existen varias excursiones obligadas. Una es a Castle Valley, en referencia a los montes erosionados que aquí llaman butes, que parecen auténticos castillos. Otra es al Arches National Park, ideal para recorrerlo a pie serpenteando por sus sorprendentes formaciones rocosas. Entre ellas destaca el Delicate Arch (Arco Delicado) que se ha convertido en el emblema del estado de Utah.

Canyonlands, Utah (loralneltal / Flickr)

Finalmente, hay que visitar el Canyonlands National Park, una meseta rodeada de cañones con carreteras que permiten llegar sin dificultad a los puntos panorámicos. Toda la zona está trufada de senderos para hacer a pie, pero en Moab se ofrecen también rutas en bicicleta, a caballo, en barca o piragua por el río Colorado e, incluso, buggys todoterreno.

Cañones y mesas

Otra posibilidad más alejada para los amantes de la carretera es realizar un recorrido de 185 kilómetros también desde Moab por bonitos paisajes de formaciones rocosas atravesando la localidad de Monticello, por la 191 primero y la 491 después, que nos llevará a Cortez, en Nuevo México, para ver los restos anasazi del Parque Nacional de Mesa Vede.

Si le interesa conocer más sobre este pueblo, a 140 kilómetros de Mesa Verde, en la 550 hacia Alburquerque, no se pierda Chaco Canyon, donde están las ruinas más importantes. Y si sigue enganchado por las poblaciones colgantes en los riscos, en el camino de retorno hacia Utah, hay una nueva desviación que merece la pena tomar para visitar el Cañon de Chelly (se conserva el nombre español), un paraje precioso en sí, que es también área protegida.

La siguiente etapa, de vuelta en Utah, es el mítico Monument Valley, a donde se llega después de 160 kilómetros desde Mesa Verde tras pasar por el célebre Mexican Hat, una formación rocosa que parece estar coronada por un sombrero mejicano.

(Marco.glazzi / Flickr)

Cabalgando con John Wayne

En Monument Valley, el Goulding Lodge conserva la cabaña que John Wayne usaba como camerino cuando rodaba en la zona, y la antigua trade post es ahora un museo de las películas que se filmaron. Dejando atrás Monument Valley, en dirección a Page nos encontramos con el muro del lago Powell —en realidad una presa para regular el caudal del río Colorado antes de que llegue al Gran Cañón—, con sus embarcaderos.

Hay que alejarse unos 220 kilómetros de Page para llegar a otro hito en este viaje: Bryce Canyon, al que pertenece la foto que ilustra esta página. Lugar de veraneo muy frecuentado —existe un pequeño aeropuerto para avionetas— es, como la zona de Moab, un lugar excelente para hacer recorrido en mountain bike. Eso sí, en invierno, suele estar nevado y es frío.

De Bryce Canyon, por la carretera 12 hacia Escalante y Boulder, el trazado es muy sinuoso pero magnífico. Según pasan los kilómetros, la carretera sube y sube y se hacen frecuentes las incursiones de venados en la misma. Al llegar a Boulder, si no se está saciado de restos anasazi, se puede ver la base de una pequeña aldea.

El último punto de interés, después de tomar la 24 en Torrey, es Capitol Riff, un largo y alto farallón que es el centro de otro parque nacional, muy bonito para hacer en bicicleta. De aquí, por la 24 y luego por la Interestatal 70 se puede volver a Moab o, directamente, a Grand Junction.

Leído en Ocholeguas.com

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